Hijo de La Gorda Fabiola publica reflexivo mensaje a dos meses del fallecimiento de la comediante
La Gorda Fabiola murió el 19 de septiembre tras presentar complicaciones con una bacteria.
La Gorda Fabiola, cuyo nombre real era Fabiola Posada, falleció a los 61 años de edad a causa de una bacteria en el estómago que se extendió rápidamente por su cuerpo. Sus hijos, Juan Sebastián y Alejandra Valencia, informaron que la salud de su madre se deterioró en tres días y que la muerte fue una sorpresa. La humorista colombiana fue una figura destacada del humor por más de 30 años. Sufría de diabetes desde 1997 y en 2014 tuvo cuatro infartos que la llevaron a una cirugía a corazón abierto. En 2009 se sometió a una cirugía de bypass gástrico debido a su sobrepeso y complicaciones cardiacas. “Para todos, la muerte de mi mamá fue una sorpresa, nadie se la esperaba porque ella estaba muy bien. Y fíjese que no la mató el corazón, ni la diabetes, sino que fue una bacteria”, dijo su hijo a RCN Radio. Ahora, a dos meses de su muerte, el hijo menor de Posada David Polanía publicó una emotiva reflexión en sus redes sociales hablando de lo difícil que resulta "soltar, dejar ir" en medio del duelo. “Dicen que uno de los actos de amor más grandes es "soltar, dejar ir"; pero nadie habla de lo complejo que es hacerlo. Un amor que perduró casi una vida entera no es fácil de soltar, menos cuando el día a día estaba lleno de sus carcajadas, aromas, sabores y esencia. Me atrevería a decir que, en esta situación, es muy fácil caer en la negación. Sin embargo, la realidad impacta al sentir su vacío físico del día a día, faltar aquel cuerpo que luzca sus prendas y/o contemplar el altar acompañado de un cofre caoba donde restan sus cenizas. Ese el golpe más doloroso del mundo”, expresó Polanía. Asimismo, el joven se refirió a las dos opciones que la vida le ofrece en estos momentos en el proceso de aceptación. “Aquí surge un dilema: seguir lamentando el fallecimiento del ser amado, o empezar a soltar. Sinceramente ambas decisiones muy dolorosas: la primera implica revivir emociones fuertes y desencadenar culpas y traumas; la segunda implica aceptación y una reconstrucción de la vida entera (ahora sin aquello que se dejó ir)”, aseveró. Luego agregó: “La decisión tomada varía de acuerdo con los procesos personales de cada uno, no hay límite de tiempo aquí. En mi caso particular, tomó dos meses empezar a aceptar y reconstruir mis planes de vida ahora sin mi mamá en este plano, una elección que ha costado largas reflexiones, lágrimas y mucha berraquera. Pese a todo, ha sido lo que he encontrado más apropiado para mí”. Polanía aseguró que su presente no es color rosa y que aún tiene asuntos por trabajar. “Sin embargo, una sensación de tranquilidad ha estado presente en mi ser y he podido, progresivamente, reanudar proyectos en mi vida, ahora con mayor inspiración. Todo esto producto de una decisión tomada a mi tiempo”. Finalmente, David indicó que "dejar ir" no es sinónimo de olvidar, y que por lo contrario soltar es uno de los actos de amor más grandes que existe “tanto para sí mismo como para el ser de se fue”. “Mamita, te amaré eternamente. Espero estés orgullosa de lo que progresivamente empezaré a hacer/a ser”, concluyó. Yurby Calderón Sistema Integrado Digital
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