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Todo lo que no sabías sobre el "recalentao" colombiano: Su historia, origen y más

El plato colombiano que demuestra que el sabor mejora con el tiempo.

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En Colombia, una tradición culinaria que se mantiene viva en muchas regiones del país es el "recalentao". Este plato, tan simple como entrañable, no solo satisface el paladar, sino que también está cargado de significado cultural. Pero, ¿qué es exactamente el "recalentao" y por qué forma parte esencial de las costumbres gastronómicas colombianas? En esta nota, te lo contamos con detalle.

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El "recalentao" se refiere a las sobras de comidas del día anterior que se vuelven a calentar y consumir al día siguiente. Este plato suele prepararse en el desayuno, y en muchos hogares colombianos es un verdadero ritual matutino. La base del "recalentao" puede variar dependiendo de la región y de lo que haya sobrado, pero generalmente incluye arroz, fríjoles, carne, plátano maduro, yuca o papa.

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A diferencia de lo que podría pensarse, el "recalentao" no es visto como un plato de segunda categoría. Por el contrario, muchos lo consideran más sabroso que la comida original, ya que los sabores se asientan y se potencian durante la noche.

La magia del sabor reposado

Uno de los motivos por los cuales el "recalentao" es tan popular es el cambio en el perfil de sabor. Cuando los alimentos se guardan en la nevera o a temperatura ambiente (dependiendo del clima y las condiciones), los ingredientes tienen tiempo de mezclarse y armonizarse. Esto crea un plato con un sabor más profundo y complejo.

En el caso de los fríjoles, por ejemplo, su caldo se espesa y adquiere una textura cremosa que encanta a los comensales. Los arroces se impregnan de las especias y jugos de las carnes, y los plátanos maduros recalentados pueden desarrollar un sabor caramelizado que es difícil de resistir.

Un reflejo de la economía del hogar

El "recalentao" también tiene una raíz económica. En un país donde la optimización de los recursos es clave, evitar el desperdicio de alimentos es una prioridad. Reutilizar las sobras del día anterior no solo es una práctica sostenible, sino también una forma de aligerar las tareas de cocina y ahorrar tiempo.

Esta costumbre refleja una filosofía de aprovechamiento total que ha sido heredada de generación en generación. En muchas familias colombianas, la creatividad juega un papel crucial para transformar las sobras en un plato apetitoso y satisfactorio.

El "recalentao" en fechas especiales

 

Aunque el "recalentao" es parte del día a día, cobra especial protagonismo durante las festividades. Después de celebraciones como la Navidad, el Año Nuevo o cualquier fiesta que incluya una abundante cena, las sobras se convierten en un "recalentao" memorable. Este suele ser disfrutado en familia y entre risas, convirtiéndose en una extensión de la alegría del día anterior.

En estas fechas, el "recalentao" puede incluir lomo de cerdo, tamales, lechona, ensaladas, natilla y buñuelos. Todo mezclado en una especie de banquete improvisado que sigue celebrando el espíritu de unión y abundancia.

Variedades regionales

Colombia, con su diversidad cultural y geográfica, ofrece distintas versiones de este plato. En Antioquia, el "recalentao" podría incluir arepas y hogao, mientras que en la región costeña, es común encontrarlo acompañado de pescado frito o suero costeño. En el Valle del Cauca, el "recalentao" puede incluir arroz atollado, y en los Llanos, carne a la llanera recalentada es un deleite.

Cada región adapta esta tradición a su paladar y productos locales, lo que enriquece aún más el mosaico gastronómico colombiano.

Más que una comida, un momento

El "recalentao" no solo es un plato, es también un momento de conexión. Muchas familias se reúnen alrededor de la mesa para disfrutarlo, compartiendo anécdotas y fortaleciendo lazos. En un país donde la comida es sinónimo de afecto y tradición, el "recalentao" se convierte en un espacio para la memoria colectiva.

Así, este plato sencillo pero cargado de significado es mucho más que una costumbre: es una expresión de identidad, sostenibilidad y amor por la buena mesa. La próxima vez que pruebes un "recalentao", recuerda que estás saboreando algo más que comida: estás disfrutando un pedazo del corazón colombiano.

Felipe Torres Vargas

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